No hay palabras para describirlo.
AQUELLOS QUE OLVIDAN SU HISTORIA ESTÁN CONDENADOS A REPETIRLAGeorge Santayana
No hay palabras para describirlo.
AQUELLOS QUE OLVIDAN SU HISTORIA ESTÁN CONDENADOS A REPETIRLAGeorge Santayana

Desde hace unos días me encuentro en Portugal por motivos laborales. En concreto estoy en Oporto, desde donde he tenido la oportunidad de poderme mover diariamente y así conocer lugares cercanos encantadores tales como Braga, Aveiro, Guimarães o Coimbra. No voy a explayarme comentando las maravillas que estas ciudades guardan, pues es obvio que Portugal es un gran país. Un pequeno país grande como me gusta decir. Tanto por sus lugares, como por sus gentes, idioma, cultura, comida, etc...y por supuesto por su gloriosa y gran historia, siempre muy ligada a nuestro país, cosa que como veréis viene al caso hoy. Siempre he tenido una relación un tanto especial con Portugal y cada vez que caigo por estos lares, ese especial vínculo que siento crece un poquito y más hermano de este país me siento.
Y bueno...también me hizo soltar una enorme carcajada...Apuntes, viajes, ideas, reflexiones e inspiraciones de alguien que ve la vida del color del celuloide. Una vida cuya banda sonora suena a Nino Rota, con el Bronx de Scorsese por escena y con el aroma de aventura de Lawerence en el desierto de Arabia. Me enamoré de Audrey en "Dos en la carretera", desfilé junto a Espartaco a las puertas de Roma, lloré con De Niro jugando a la ruleta rusa en "El cazador" y siempre trasnoché en el café de mi camarada Rick's. Siempre me emocionó Chaplin, siempre me conmovió Lemmon, siempre quise ser como Newman en el "El buscavidas" para perder todo y huir a Inisfree... Si algún día la muerte me llegara que sea entre los árboles de Bergerac, que me coja en plena huida sobre la moto de McQueen, para acabar apagándome bajo la lluvia cual replicante, recitando "like tears in the rain".