04 enero 2008

RECOMENDACIONES CINÉFILAS (I)

Ha comenzado ya el 2008, que viene bisiesto y con pocas fiestas y he decidido inaugurar una nueva sección en la que recomendar aquellas películas que vaya viendo y me apetezca recomendar.

Aquí van las 3 primeras del año que han caído entre mis manos:

1.- LOS PROFESIONALES (Richard Brooks - 1.966)

La época dorada o clásica del western, que alcanzó su climax en los años 50 de mano de genios como Howard Hawks, John Ford o Anthony Man, llegó a su fín en los años 60, en parte por desinterés del público como por el agotamiento temático del propio género. Hasta ya finales de los 60 no aparecieron otras visiones distintas de ver este género como fueron el western crepuscular, donde se contaban historias de viejos héroes que ya no tenían cabida en los nuevos tiempos y desaparecían con dignidad, o el spaghetti western, que era una visión nueva y diferente desde un lugar remotamente lejano a donde se creó y desarrolló el género. Como representante indiscutible del primer grupo se erigió Sam Peckimpah con obras maestras como Grupo Salvaje, Patt Garret y Billy el Niño o La Balada de Cable Hogue entre otras.

Sin embargo, unos años antes, concretamente en 1.966, ya había aparecido una obra maestra indiscutible de todos los tiempos que ya anticipaba ese género crepuscular y que es Los Profesionales. Richard Brooks, su director, conocido por grandes obras como Lord Jim, A sangre fría o La gata sobre el tejado de Zinc, nos presenta la historia de 4 viejas glorias del viejo oeste (en este caso forajidos) que se reúnen de nuevo para una última misión, esta vez por una motivación tan sólo económica y lejos de los dorados años pasados llena de ideales. El contexto: la frontera mexicana, metáfora un vez más del western crepuscular, como último refugio para los viejos héroes que huyen de los nuevos tiempos. Lee Marvin, líder del grupo, está inconmensurable; Burt Lancaster como su contrapunto demuestra por qué es un mito indiscutible; Robert Ryan, me parece sin embargo un personaje desaprovechado y que parece no encontrar su hueco en la película; y Woody Stroke esá perfecto como complemento de todos ellos para cerrar el grupo de forajidos. Y como colofón una insuperablemente bella Claudia Cardinale y un siempre efectivo Jack Palance como ¿villano? de la trama.

Al final, vencerán los principios, la integridad y el honor; y todo como homenaje al glorioso pasado, en lo que probablemente será la última acción de unos viejos heroés que ya no tienen cabida en los nuevos tiempos. Y es que como bien responde Lee Marvin al final en una legendaria frase: "-Son ustedes unos hijos de puta. -Sí señor, pero lo nuestro es de nacimiento y, sin embargo, usted se ha hecho a sí mismo".


2.- VIENTO EN LAS VELAS (Alexander MacKendrick - 1.965)

Alexander MacKendrick ya había demostrado anteriormente el nivel de películas que era capaz de hacer con títulos como El quinteto de la muerte o Chantaje en Broadway, donde alcanzó un enorme reconocimiento de la crítica a la par que logró situar dichos títulos como imprescindibles en la historia del séptimo arte. Una década después, demostrando una vez más su enorme versatilidad de registros y géneros, vuelve a crear una obra maestra como es Viento en las velas.

En ella, durante el asalto de una goleta de piratas encabezada por James Coburn y Anthony Quinn a un velero mercante, unos niños que eran enviados por sus padres para ser educados en la ciudad son secuestrados por dichos piratas, convirtiéndose inevitablemente éstos en testigos de sus correrías y fechorías. A partir de esta premisa se dibuja una añeja película de aventuras maravillosa, a la vieja usanza, con una genial fotografía a la medida del género y con unos personajes brillantemente creados.

Sin embargo, donde la película adopta su dimensión de obra maestra, es una doble visión que ofrece en su visionado: aquella en la que simplemente se disfruta de una impresionante historia clásica de piratas y aventuras y una segunda en la que se plantean un tema más complejo como es la ambigüedad de la inocencia. MacKendrick opone dos tipos de personajes en un mismo contexto para simbolizar ambas ideas: los piratas, a priori representación de la maldad; y los niños, a priori representación de la inocencia a través del mundo infantil. Sin embargo, a lo largo de la historia veremos como serán estos últimos los que sorprendentemente irán dominando la situación de la goleta desde su (¿inocente?) niñez y serán , sin embargo, los piratas los que irán perdiendo el control de la situación e incluso de ellos mismos. A lo largo de este proceso además, iremos viendo una evolución clara de los personajes infantiles que llegan finalmente hasta a plantearnos si realmente son crueles con los piratas, a pesar de saber que las acciones de los niños son tan inocentes como las de sólo un niño puede ser. Pero los efectos de sus acciones son, efectivamente, crueles y demoledoras para los piratas.

Todo está especialmente condensado en una asombrosa relación que se establece entre Anthony Quinn y una de las niñas, en las que poco a poco uno acaba planteándose que el verdadero inocente es el adulto en manos de una extraña y ambigüa inocencia de la cría que acaba por dominar al adulto de una manera extrañamente compleja. OJO SPOILER --> Y para cerrar el film, dos secuencias únicas que coronan este planteamiento de manera magistral: la, una vez más, (¿inocente?) ambigüedad de la niña en el momento de la declaración ante el juez, llena de medias verdades que condenarán a la horca a los INOCENTES piratas que velaron por ellos; y la secuencia final en la que los niños, una vez pasada toda la aventura juegan en un lago con un velero como metáfora de que todo ha quedado relegado en sus mentes a un simple juego infantil, ajenos por completos al destino final de los piratas. <-- FIN SPOILER. Y todo esto narrado a través de una deliciosa película clásica de aventuras a la vieja usanza.


2.- EL SALARIO DEL MIEDO (Henri Georges Cluzot - 1.953)

A finales de los años 50 en Francia surge la archiconocida nouvelle vague, formada por un grupo de artistas vanguardistas que darán un soplo de aire fresco nuevo al cine mundial (tanto en sus formas como en su temática) a la vez que reivindicarán a directores que en ese momento no eran considerados como los verdaderos genios que realmente eran; tal es el caso de Alfred Hitchcock, que hasta que no fue reivindicado por F. Truffault en su archiconocido libo El cine según Hitchcock, nunca fue considerado como decía antes como un verdadero artista y genio. Sin embargo, unos pocos años antes y desde el mismo país (Francia), ya existía un director de cine ajeno totalmente a lo que fue la nouvelle vague que en cada película suya reivindicaba y homenajeaba magistralmente el cine de Hitchcock. Hablamos de H. G. Cluzot, el maestro del suspense francés, aquél que ya destacara con El Cuervo y, sobre todo, con la otra obra maestra que significó para el cine francés Las diabólicas.

Cluzot, en esta película, dibuja una historia que le vale como pretexto para durante más de dos horas jugar de manera absolutamente asombrosa con infinitos recursos formales que provocarán en el espectador un fantástico sentido de la intriga y del suspense: varios personajes atrapados sin posibilidad económica de salir de un país latinoamericano sin nada que ofrecer encuentran en una mortalmente peligrosa oferta de trabajo la oportunidad de oro para salir de allí, aún a riesgo de probablemente morir, ya que tendrán que conducir dos camiones repletos de nitroglicerina a lo largo de un camino repleto de trampas y sorpresas que pondrán todo su valor a prueba.

El peso de la película recae indiscutiblemente sobre su director que, como decía antes, maneja a la perfección los recursos del cine de suspense que pondrán al espectador al límite de sus nervios; sin embargo, cabe destacar la actuación de dos grandes del cine francés: Yves Montand (el Humphrey Bogart francés y gran mito del cine) y Charles Vanel, que se nos presenta representando la valentía y que Cluzot pondrá a prueba a lo largo de toda la película OJO SPOILER --> hasta lograr destruirla por completo <-- FÍN DEL SPOILER.

Pero la obra no es unicamente una obra maestra formal o un ejercicio de estilo; los personajes son complejos, evolucionan de manera creíble a la par que las pruebas que irán superando y acorde a la personalidad de cada uno, muestran una profundidad sorprendente en este género de películas y, además, son definidos de una manera brillante. El guión nos enseña sus motivaciones, los pasados que arrastran, sus filias y fobias...Cabe destacar para ello la primera secuencia de la película en la que la mitad de ellos son presentados en la cantina como sólo un grandísimo guión sabe hacer o como descubriremos que Charles Vanel es ante todo una persona llena de valor en la secuencia de el enfrentamiento en la misma cantina un poco después.

En resumen una clara muestra de que el gran cine francés va más allá también de la nouvelle vague y que es posible jugar con el espectador a la par que se le concede profundidad a la historia. [Gracias Alberto por el descubrimiento].

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo Wallias, excelentes películas de las que uno ya no puede ver por televisión (cómo añoro las sesiones de tarde de mi infancia). En concreto siempre me fascinó la de Mackendrick, sobre todo la resignación de Anthony Quinn al oir el veredicto final. Está basada en una novela, "Huracán en Jamaica" de Richard Hughes, editada en España por Alba. Aunque yo casi prefiero la película. Un abrazo.

Wallias dijo...

Menos mal, amigo Flanagan, que tenemos los dvd's y la mula para podernos recrear y encontrar todo aquello que la mísera televisión jamás nos va a ofrecer. Lo que se pierde la gente viendo el corazón....

Sabía de la novela pero no de la calidad de ella. Una vez vista la película se hace complicado animarse a leerle, pues uno tiene la impresión de que mejor que Mackendrick es dificil contarlo ¿no?

Un saludo